domingo, 24 de octubre de 2010

23. Lágrimas que corren


-¿Por qué?-musité.
-¡Está en juego tu carrera!-exclamó ella-cariño, lo vuestro es solo un romance juvenil. A la semana se te pasará.
-¿Cómo puedes decirme eso?-exclamé entre angustiada y enfadada.
-¿Tu carrera o él? Piénsalo. No dejas de salir en las revistas, y puede que pierdas fama. Los directores y las empresas no querrán a alguien que está todo el día metida en la prensa rosa. Los paparazzis no dejan de perseguirte. Si cortas con él eso se acabará. No habrá nada interesante en ti a parte de tu carrera.
-Entiendo-dije clavando la mirada en el suelo.
-Bueno. No vuelvas a colgarme como hiciste anoche. Me diste un buen susto. Y ahora vamos a darnos prisa.
Anduve detrás de ella. Estaba vestida con unas gafas de sol y una gorra para que no me reconocieran. No sé cómo iba a decirle a Miguel esto…
-Será mejor que le digas que no le quieres más-dijo ella como leyéndome el pensamiento.
-¿Cómo voy a hacer eso? ¡Le quiero!-le espeté.
-Vamos, si le dices la verdad te insistirá y no podrás dejarle.
-Ah-dije mirándola.-pero le haré daño…
-Lo superará… como si no me hubiese pasado a mí en la adolescencia…
Suspiró. Traté de imaginarme a Carmen en adolescente pero por algún motivo no surgió ninguna imagen en mi imaginación. Por un momento se me pasó por la cabeza que Carmen nunca había sido adolescente. ¿Cómo era posible que me dijera tan ancha que dejara a Miguel? ¡Al amor con el que siempre he soñado, mi vida!!!
Pasamos por el parque de cerezos. Sonreí. Me traía tantos recuerdos… entonces vi a Luis sentado en un árbol. En nuestro antiguo árbol. Me giré para no tener que ver la cara de Alicia, pero me sorprendí, cuando al mirar de reojo vi que estaba solo.
-Luis, ¿Qué haces aquí tan temprano?-le pregunté.
-¡Selena! ¿Eres tú?-preguntó sorprendido.
-Sele, me adelanto, pero date prisa-dijo Carmen mirando su reloj y echándose prácticamente a correr.
-Verás, es que me apetecía estar aquí, para recordar.-dijo él.
-Ya. ¿Qué tal está Alicia?
Sí. Era la última persona por la que me apetecía preguntar. Pero, ¿qué iba a decir? Ah, sí, claro. “Te odio, púdrete. Eres lo peor que me ha pasado en la vida, aunque en cierta parte, gracias a ti, estoy con Miguel, pero, eso no importa, te sigo odiando, a ti y a Alicia, cómo pudiste engañarme, grandísimo cretino, miserable, idiota, descerebrado….” Pero claro, eso eran solo pensamientos… Vamos, cálmate.
-Te echa de menos.-me dijo.
“MALDITO CRETINO, ¡NO ME HABRÍA ECHADO DE MENOS SI NO ME HUBIERAS PUESTO LOS CUERNOS!!!”
-No me importa-me sorprendí de mis propias palabras.
-Yo intenté no enamorarme de ella, Selena-dijo-te quería a ti.
-Ya-dije con incredulidad.- ¿cuándo empezaste a engañarme? ¿Antes o después de decirme que me querías y que confiara en ti? ¿Tic, tac? Que gran gilipollez…
Empecé a reírme y no pude evitar llorar con rabia. Esa gran gilipollez era la única en la que había creído desde que mi padre se fue.
-Cálmate, Selena…-dijo levantándose.
-No me toques-dije con furia.
Él retrocedió y me miró con tristeza. Empezaba a respirar entrecortadamente. Pero estaba segura de poder aguantar con todo…hasta el final. Por mi madre… por mí.
-Mentiras…todas fueron grandes y estúpidas mentiras…-le dije- no…
Me giré para irme. Entonces él me paró e hizo que le mirara.
-Selena, por favor, tranquilízate…
-¡DÉJAME EN PAZ!
Sentí una punzada en el pecho. Luego un desgarre. Después una cuchillada. Se me paró la respiración. No podía respirar. Empecé a llorar mientras me abrazaba el pecho. Miguel. Miguel. Miguel. Vi a penas como me levantaban… un momento… ¿me había caído al suelo? Ya no me importó quién me llevaba. Aunque fuera Luis. Tan solo trataba de aferrarme a esa luz que me mantenía despierta, a esa ráfaga que no podía alcanzar, aunque estirara cada uno de mis dedos.


-Shh… tranquila, Selena, estás en casa.
Abrí los ojos. Era Miguel. Mi sueño se había hecho realidad. Mis súplicas habían sido escuchadas. Sin embargo un sentimiento de tristeza.
-Luis te ha traído-pude sentir algo de rencor en su voz.
-Tenía que haberme dejado tirada-dije para calmar sus celos-por haberle gritado tanto…
Sonreí. Entonces le besé. Me miró sorprendido. Empecé a llorar. Le quería tanto… ¿cómo iba a decirle lo contrario? ¿Cómo iba a mentir a la persona que yo más quería?
-Miguel… yo…
Cerré los ojos y corrieron las lágrimas.
-Lo siento...-musité.
Me miró sin comprenderme. Estaba empezando a impacientarse, así que abrí los ojos y se lo dije. Él abrió mucho los ojos y se quedó inmóvil, mientras me observaba llorar.
-Ya no te quiero más…quiero que terminemos.

2 comentarios:

  1. Selena es mas tonat aun ke Carmen!!!! Porke korta, di lo ke esta en juego es su carrera, si le dice la verdad a Miguel seguro ke el lo entenderia PUFFF SELENA SE HA EQUIVOCADO BASTANTE!!! MUCHO!!!

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