-Me gustaría saber qué haces cuando visitas el cuarto de Miguel en horas nocturnas…-comentó Violeta tirándome una almohada.
-No hacemos nada raro-espeté.
-¡Tienes quince años! Todo lo que hacéis es raro.
Solté una carcajada. Viole era como mi hermanita pequeña. Siempre había querido una. Pero con una hija ya era suficiente para una actriz y un director de cine.
-No todo…-dije-ayer tu hermano me regaló rosas al salir del estudio.
-Sí, las he visto-dijo ella riéndose-eso no le pega a mi hermano…
-Lo conoces muy bien-dije-¿no? Cuéntame cosas sobre él.
-Pues… tuvo su primera novia en tercero de primaria.
-Eso no me importa…-dije con terquedad-cosas sobre él, sobre su carácter, su forma de ser…
-Pues… es muy celoso. No sólo de sus novias.-aclaró- también de mí y de mis padres. Cuando un chico se me declaró, estaba todo el día encima de mí. Pero cuando conoció a Diana, todo cambió.
-¿Cómo que cambió?-pregunté sorprendida.
-Sí-dijo dando una vuelta en su cama y mirándome-dejó sus celos de lado y se limitó a estar con ella y hacerla feliz. Pero un día, su mejor amigo… se la quitó. Él se enfadó muchísimo, incluso se peleó con él. Ella le dijo que estaba harta de sus celos y se marchó con su mejor amigo. Miguel nunca se lo perdonó.
-Ah…-musité entre sorprendida y triste.
A Miguel casi le había pasado lo mismo que a mí… por eso podía entenderme y saber lo que me pasaba. Por eso sus abrazos me llenaban. Porque a los dos nos faltaba una mitad del corazón. Por eso no podía odiarle. Empecé a respirar con dificultad.
-Oye, ¿estás bien?-dijo preocupada Violeta.
-No es nada-dije conteniendo las lágrimas y levantándome de la cama. Era un sábado por la noche, seguro que Miguel estaba despierto. Necesitaba… hablar con él.
Llamé a la puerta. Responde… responde.
-Pasa-dijo su voz.
Entré. Estaba sentado en la silla y mirando la ventana. En la noche oscura había pintada una esfera blanca completamente perfecta.
-Miguel…-musité.
Él se levantó preocupado y yo le abracé. Empecé a respirar mejor, pero no eso no me quitaba las ganas atroces de preguntarle.
-Miguel, ¿te pasó lo mismo que a mí?-pregunté con un hilo de voz.
-¿A qué te refieres?
-¿Te pasó lo mismo que a mí con Luis?
Estuvo un largo tiempo en silencio, mientras me abrazaba. Me apretó más fuerte, y entonces me besó.
-Te lo ha contado la cotilla, ¿Verdad?
-Sí-admití-lo siento.
-No lo hagas-dijo riéndose-eso forma parte de mi pasado. Ahora tú eres mi presente y mi futuro.
Me sonrojé.
-No estamos teniendo mucho tiempo para nosotros-se quejó poniéndome un mechón de pelo tras la oreja.
-Pronto me cogeré unas vacaciones-dije-para poder estar a tope contigo.
-Eso de a tope…-dijo riéndose.
-¡Mal pensado!-le acusé empujándole.
-Duerme esta noche conmigo-me pidió.
-Ni loca-dije indignada.
-Sólo dormir…-aclaró-es sábado. Violeta sabrá guardar un secreto.
-Adiós-sentencié-te podrían entrar ganas de…
-¿De qué?-preguntó sorprendido.
-¡IMBÉCIL!-le grité mientras me iba enfadada de su cuarto.
Me quedé apoyada en la pared del pasillo y suspiré. Entonces empezó a sonarme el móvil. ¿Carmen?
-¿Diga?
-Selena-la voz de Carmen sonaba agitada.
-¿Qué pasa?
-Tengo que pedirte un favor.
Caminé hasta mi cuarto para que no se me oyera desde el pasillo. Violeta se había quedado frita en la cama contigua.
-¿Qué favor?
-Selena, tienes que terminar con tu novio.
Clac. Clac. Clac. Observé el móvil inerte en el suelo con la mirada perdida. Mis pensamientos vagaban por mi mente confusos. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?
Termiran con su novio?? con Miguel??? Pero si Miguel es un cielo... Carmen es tonta de remate ¬¬
ResponderEliminarjaja
ResponderEliminarno! de eso nada! k no se meta cn miguel eh k nosotras lo defendemos :s
ResponderEliminarno, ahora en serio... a miguel dejalo en paz carmencita!