sábado, 9 de octubre de 2010

14. Recogiendo los trozos

Me acerqué. Luis estaba apoyado en el árbol donde siempre nos besábamos. Miraba hacia el horizonte, como con tristeza. Entonces me sentí mal, por haberle mentido sobre Miguel. Y cuando viera a Ángel le iba a echar la bronca de su vida. Me toqué los labios con rabia. Intenté calmarme. Entonces fue cuando vi que esa tristeza que había notado no tenía explicación. ¿Y si se había enterado de lo de…?

-Luis-dije con voz aguda y abrazándome con algo de miedo.
-¿Qué?-exclamó asustado mirándome.
No respondí. Cambió la cara, y me puso una muy falsa de una sonrisa cálida y amplia. Fruncí el ceño. Me senté a su lado. Cuando iba a coger su mano la retiró bruscamente. Sentí un agujero en el corazón. ¡Se había enterado de lo de Miguel! ¡Se había enterado! Entonces vi el dolor de su rechazo darme puñaladas en el corazón. “No te quiere, no te quiere, ya no más”
-Lo siento-dije enterrando la cara entre las manos, sin escuchar el martilleo de mi corazón.
-¿Por qué?-dijo.
Me cogió la mano y me miró fijamente.
-No lo sé… pero estás triste y es por culpa mía, ¿verdad?
Empezaron a correr lágrimas por mis mejillas. No quería que me dejara. Era la persona que me había enseñado que tenía sueños, sueños posibles que tenían una meta. Me había mostrado que no todo en la vida era negativo. Que lo positivo de ella había que vivirlo al máximo y no dejarse deprimir por nada ni por nadie. Si él me dejaba yo…
-No llores, no llores-dijo abrazándome.
Su cálido abrazo me reconfortó, pero no me tranquilizó. Sabía que podría ser nuestro último abrazo, que sería la última vez que lloraría y mojaría su camiseta con mis lágrimas…
-Cálmate-me dijo-no estoy triste, es que me sentía mal por tener que esperar tanto, y pensé que me habías dado el plante, pero como veo, eres una estrella de rogar.
Me separé de él confusa. Sonreí y me limpié las lágrimas.
-Vaya, pues he montado un pollo. Y tú me has dejado que lo monte…
Se rio.
-¿Qué tal en el trabajo?
-Bien, he conocido…
Nuestras palabras resonaron en aquél rincón del parque hasta el anochecer. Estaba tranquilo y sereno, aunque parecía algo nervioso. ¿Qué le habría pasado? Entonces se levantó bruscamente, y yo que estaba encima de él, rodé hacia un lado.
-¡Ay!-me quejé.
-Lo siento pero tengo que irme.-de disculpó.
-¿Y esa cosa tan importante que tenías que decirme?
-Ya se me ha olvidado-dijo-me tengo que ir, adiós.
Se marchó. Sin una mirada, sin una caricia, sin un beso. Aunque tampoco es que me hicieran falta, porque últimamente me caían de todos lados.  Pero ése no era el caso. ¿Por qué estaba tan raro? Por alguna razón supe que algo no estaba bien.  Me fui a casa con malestar y dormí mal toda la noche. Al día siguiente me levanté con unas ojeras oscuras horrorosas. Me las tapé con maquillaje, pero aún así tenía cara de no haber dormido en toda la noche. Me sentía fatal. Pero me eché la mochila al hombro dispuesta a descubrirlo todo. Iba caminando tranquilamente por la calle. Ira incapaz de comprender a Luis. Ni si quiera me contó esa cosa que tenía que contarme. Me sentía tan, tan, nerviosa… y tan furiosa a la vez. ¿Es que ya no se podía confiar en mí? Para qué engañarse, ni yo misma confía en mí.  Ya estaba cerca del instituto cuando pasé por un callejón. Me quedé parada completamente horrorizada. Me giré y le miré. Sí. Eran ellos. Eran Luis y Alicia. En el callejón. “No llores, no llores, no llores” Continué caminando. Con una sola mirada, con un solo segundo de comprensión pude entender todo lo que me quiso decir Luis ayer y no pudo. Pude entender que ayer me comporté como una estúpida al pensar que me había equivocado, que en realidad me quería. Me clavé la uñas en la palma de la mano, con los puños cerrados. No llores, No llores. Y ni una lágrima.
-Selena, te has olvidado…-dijo una voz cogiéndome de la muñeca.
-¡SUÉLTAME!-grité.
Era Miguel. Se me quedó mirando asustado y preocupado. Me miré las manos como si hubiera asesinado a alguien, y luego a él. En mi cara se mostraba una expresión, como de locura, asustada de mí misma. En mi voz había sonado todo el rencor, la rabia, la furia, las lágrimas contenidas y el dolor. Había mostrado en tan sólo una palabra que mi mundo estaba roto, que yo, estaba rota, y mi corazón destrozado. Y estaba agachada, recogiendo los trozos.

3 comentarios:

  1. :O wow, esk no se k comentate me he kedado sin palabras :O YA SE! voy a seguir cn el siguiente capi! bfff k interesanteee :P

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  2. Luis con Alicia ?¿?¿?¿ pufff ke mala amiga AARRGG!! pero... Selena tambn ha tenido sus "encuentros" con otros chicos

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