miércoles, 5 de enero de 2011

2. Primer día

La noche era devastadora. Con pereza apagué el despertador y me levanté. Abrí lentamente el armario y  me puse una camiseta gris, una rebeca y unos pitillos. No es que tuviera muchas ganas de destacar mi primer día de instituto. No era una de esas chicas a las que les gustaba llamar la atención. Cuando era pequeña, esas tres palabras me resultaban extrañas, perdidas, casi insultantes. No podía creer que hubiera algo mejor que estar sepultado entre los demás, sin que nadie pudiera hacerte enrojecer ni ponerte en ridículo simplemente por ser algo más popular. Me miré en el espejo antes de terminar de vestirme. Tenía el pelo bien peinado, ondulado sobre mis hombros y con brillo. Tenía ese color castaño rojizo que tanto me irritaba y me esforzaba por esconder. Por una vez en mi vida, sonreí ante la perspectiva de que alguien pudiera fijarse en mi pelo. Me gustaba demasiado ser invisible. Miré la funda de mi raqueta, apoyada en la pared. Hoy empezaba de nuevo las clases de tenis. Era mi sexto año ya. El entrenador me tenía siempre en punto de mira. Estaba obsesionado con que participara en la competición de tenis de la provincia. Este año al fin tendría edad para entrar. Pero no podía admitir que en el fondo, deseaba que me tocase otro entrenador este año. Suspiré, y salí de mi cuarto. El desayuno me esperaba en la cocina, como cada día. Me senté en una silla y empecé a morder una galleta sin demasiado entusiasmo.
-¿Te has terminado ya el libro? Tengo otro para ti-me dijo mi madre poniéndome un plato lleno de tostadas en la mesa.
-Me quedan dos o tres páginas-dije-me lo llevaré al instituto y en la hora de descanso me lo acabaré.
-¿Qué te parece de título… “La luz que no se apaga”?-me preguntó mientras se sentaba y empezaba a untar de mermelada una tostada.
-No existe luz que no se apague-repliqué.-pero si es en sentido literario, por mí está bien.
Mi madre sonrió y le dio un mordisco a la tostada. Bebí un trago, mientras observaba la nada con la mente en blanco.
-¿No te resultó familiar algún personaje?-preguntó mi madre divertida.
-¿Me habrías llamado Carolina si no te hubiera gustado más Carla?
-Posiblemente.
Sonreí.
-No deberías utilizarme como inspiración en tus libros.-dije con un suspiro- aunque mi personalidad encaje con la del protagonista.
-Tú y estas rosas-murmuró mi madre-es por eso que aún continuamos aquí. Y ahora que empiezas el instituto será más interesante.
Sonreí de nuevo con malicia. Mi madre y su amado sentido literario. Mi madre y sus porvenires. Sí. Mi madre. Una escritora que había perdido la cabeza por sus libros.
 Me levanté dejando el vaso de leche vacío y un paquete de galletas por la mitad. Alcancé con una mano mi mochila y empecé a mirar los libros.
-¿Sabes? Que te cambien de entrenador no significa que no vayas a participar en la competición provincial de tenis.-me comentó de refilón.
Me giré y la miré con un brillo de irritación en los ojos.
-No me voy a librar pues-dije con suavidad.
-No-finalizó ella empezando a recoger el desayuno.
Cerré la cremallera de la mochila y me la puse en el hombro y salí de la cocina. No tenía nada más que decirle a mi madre. El tenis me gustaba, pero una competición solo conseguía ponerme nerviosa y con ello solo conseguía parecer una estúpida novata.
-Mamá, creo que me voy ya.-dije abriendo la puerta principal en la entrada.
Ya afuera, vi a Abril haciéndome señas desde la calle. La brisa fría de la noche me golpeó en la cara. Con malestar caminé por el frío jardín, que a la oscuridad de la noche se veía casi tenebroso. Se me hizo imposible no repetir uno de mis monótonos suspiros al andar. Abrí la puerta con la llave y salí a la calle. Abril me esperaba, con una sonrisa de oreja a oreja. Estaba apoyada en la reja, vestida con una camiseta de manga corta azul y pantalones cortos. Sinceramente, lamentaba que Abril no pensara igual que yo en cuanto al tema de “llamar la atención”. Había decorado su pelo con varias pinzas azules y llevaba una mochila de color gris oscuro con flores de color rosa. Comparada con ella, yo parecía una cortina. Pero no era algo que me disgustara, claro.
-Veo que llevas tus mejores galas-dijo ella irónicamente.
-Abril, será mejor que no me provoques dolor de cabeza, que solo son las siete y media-amenacé con mal humor.
-Bueno, hija-se quejó ella.
Comenzamos a andar. Durante el camino empecé a recordar la tarde anterior. Cinco chicos y dos chicas. Su primo  Víctor y sus amigos. Ella y yo. Víctor no dejaba de tirarme los tejos. Y yo no dejaba de enviarle miradas amenazantes. Yo no era una chica fácil. Nunca lo había sido. Solo me fijé en un chico, no fue lo que se dice, un flechazo. Más bien, curiosidad, o quizás admiración. No había necesitado mucho tiempo para averiguar que ese chico jugaba al tenis.  Brazos musculosos y gran precisión. El solo observar como tiraba una piedra, me hizo consciente de que ese chico debía sacar de maravilla. Eso fue todo lo que observé esa tarde. Bueno, aparte de ver cómo Abril se ligaba a un tal Alberto y como Víctor se alejaba de mí tras escuchar mi rechazo, esta vez en palabras.
-La tarde de ayer se me hizo aburrida-comenté.
-Yo me lo pasé bien-me contradijo feliz- conocí a un chico súper especial…
-Tú conoces chicos “especiales” todos los días, Abril. Será como siempre. Saldrás con él, el te dejará, me vendrás llorando, y te quedarás a dormir en mi casa para que yo te consuele-dije inexpresivamente, como si estuviera diciendo de memoria la lista de la compra.
-¡Pero esta vez es diferente!-exclamó indignada.
-Todos son diferentes.-susurré sin prestar demasiada atención, y parándome en un paso de cebra.
-¿Qué vas a saber tú? Si tú no crees en el amor…
-¿As durado más de dos meses con alguno?
-¿Y eso qué tiene que ver?
-Cuando lo hagas, hablamos-la corté irritada.
Cruzamos en silencio el paso de cebra. Miré la cara de duda de Abril, antes de girarme a mirar el instituto. Era grande, gigantesco. Parecía un edificio fuera de lugar. Un sitio en el que temería entrar. Encerré estos pensamientos bajo llave, y empecé a observar la gente  alrededor; lo que en verdad temía. Con quince años, podía aspirar a poco, y sin embargo… me sentía mayor. Iba a empezar tercero de la ESO en un instituto. Mayor… empecé a reflexionar. Qué estupidez. Aunque claro, antes de pensar en si yo era estúpida o no, había que ver la cara de Abril. La observé. Había abierto mucho los ojos, y tenía las manos juntas, como si estuviera rezando.
-El paraíso-murmuró extasiada.
-No-la corregí yo-esto es el infierno. El paraíso es mi casa.
Empecé a caminar ignorando a la estatua de mi amiga, que en seguida se apresuró a seguirme. Abril era como una niña y no me extrañaba de la posibilidad de que se echase a llorar al verse perdida en un lugar como el instituto, en el que era tan nueva como yo. Anduve por los pasillos. Había un montón de taquillas, de ésas rollo americano.
-Guau-murmuró Abril mientras caminaba, como si hubiera cumplido su sueño.
-Llegaré a odiar este lugar-respondí con desprecio, sin prestar apenas atención al aspecto de los pasillos y de la gente alrededor.
Me concentré en buscar mi clase. En las listas salía mi nombre y el de Abril en 3º B. Iba leyendo distraídamente cada placa al lado de cada puerta.
-Carla, te has pasado.-me avisó Abril cogiéndome del brazo.
Me giré hacia atrás. Tercero B estaba medio metro atrás. Suspiré, y retrocedí. En la clase había varias personas charlando. De todas ellas solo una me llamó la atención. Era una chica de piel clara y pelo pelirrojo zanahoria, recogido en una cola de caballo. Tenía los ojos saltones algunas pecas debajo de los ojos y una sonrisa plagada de dientes blancos. Dejé de mirarla y empecé a observar sin demasiado interés la clase. Cuatro ventanas, grandes, que ocupaban media pared que daba al exterior, persianas blancas, demasiado nuevas. Las paredes estaban limpias, pero había marcas y restos de pintura que las señoras de la limpieza no habían podido quitar. Los pupitres estaban algo gastados, pero no solo por el tiempo. Casi pude ver todo lo que habían pasado. Las marcas de tinta, tipet y permanente, dibujos rallados a lo bestia con el compás, chicles pegados en la cajonera. En la pared, justo al lado de la pizarra, había colgado un calendario con la imagen de un petirrojo sobre una fina rama. Sonreí. Se podían descubrir muchas cosas observando detenidamente cada detalle. 
-¡Hola!
Me giré molesta. No me gustaba nada la gente activa. Yo era más de tranquilidad. De repente me di cuenta de que Abril era así. Me fijé en la muchacha que me había saludado. Era en la que me había fijado antes.
-Hola-dije suavemente.
-Me llamo Samanta, pero puedes llamarme Sam-exclamó presentándose.
-Mi nombre es Carla.
Hice todo lo que pude para sonreír.  Abril se acercó a nosotras, y se apresuró a hablar por mí, lo cual me resultó casi un respiro.
-¡Hola! ¡Soy Abril! ¿Y tú?
Samanta volvió a presentarse. Tenía la sensación de que ellas se iban a llevar bien. Quizá así Abril dejaría de darme la lata todas las tardes para que saliera. Entonces maldecí. Se me había olvidado de que íbamos a tenis juntas.
-¡Este es mi primer año!-exclamó Sam-estoy súper emocionada.
-¡Toma, y yo!-dijo Abril con un hilo de voz.
 Las dos se fundieron en una conversación entusiasta propia de dos niñas pequeñas. No pude evitar sonreír. Me aparté un poco de ellas y me senté en el primer pupitre que vi. Empecé a fijarme en el resto de la gente que había en la clase; dos chicas rubias muy parecidas que hablaban animadamente y tres chicos. Empecé a observar los rasgos de los chicos. No tardé mucho tiempo en darme cuenta de que uno de ellos ya lo conocía. Bueno. A medias. Era el chico del otro día, del que había deducido que jugaba al tenis. Era toda una casualidad que lo encontrara de nuevo otra vez. Quizá debería acercarme, a decirle ola… o algo. No. Sonreí con ironía. Yo no era así. Carla Danubio Cádiz no era así.







10 comentarios:

  1. ¡Me ha encantado! A ver qué pasa con Samanta jeje:)
    Y sobretodo...que pasará con el chico? uum :S

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  2. Jolin...lo has cortado en lo mejor!
    Yo creo que al final saldrá con él por que como a los dos les apasiona el tenniiiss...jajaja Bueno, no sé! xDD ya me estoy haciendo ilus! xDD

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  3. Me encanto tu nuva historia!!!
    publica pronto por fis!!!
    besos y cuidate!!

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  4. Lo amé. ¿Quién es el chico que juega tenis? ¿Terminaran juntos? Es el tal Samuel ¿no?, el que se mencionaba en el adelanto que hiciste ¿verdad? ¿O me estoy llendo por otro camino?
    Uiis
    Escribe pronto
    Girl

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  5. es un capi d emi nueva historia girl:) y era ismael:)

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  6. ayyyy estoy deseando saber q pasara con ese chico =) me a encantado, publica pronto
    1Bso!!

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  7. Vale, estoy a cua-dros. Me ha encantado. No he podido ni pestañear. Si te digo la verdad, me parezco a Carla en que no creo en el amor pero a Abril por la locura y eso XD Me identifico con la historia ^^

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  8. Solo puedo escribir una cosa: (L)

    ¿Se enyiende no?? Un kiss de Kiss!

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  9. ME ENCANTA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Siento no haberte escrito ante,s no he tenido tiempo, lo bueno es que hoy puedo leer dos capítulos(baba) ME ENCANTA(L)

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