miércoles, 8 de diciembre de 2010

8. Ahora eres mía

El superior indicó hacia el gran portal en frente de las escaleras. Yo le miré con desprecio.
-Satya, te toca una humana que vive en España, un país situado en Europa. Cuando cruces el portal, y desciendas por las escaleras, aparecerás al instante en ella. Buena suerte.-me dijo como un robot.
A sol también le había dicho lo mismo. Con una gran sonrisa, inocente e infantil, se había despedido de mí con un beso en la mejilla, y había desaparecido tras el portal. En el fondo no la odiaba. Tenía compasión de ella. Era evidente que vivía en su mundo de colores, un mundo en lo que nada puede perjudicarla. No es consciente de las injusticias de la vida. No tiene  los sentimientos que a mí me azoran cruelmente cada día. Con solo sonreír, resuelve sus problemas. Quizá también la envidiaba. No lo sé.
Volando, y mirando con asqueo al resto de los ángeles, que ilusionados, esperaban que el superior los nombrase, crucé el portal.  Pobres y estúpidos… ingenuos. Preferí bajar las escaleras a pie, aunque nunca había andado en realidad, me resultaba algo muy humano, y sobre todo, muy tonto. Entonces una luz me atravesó. Gemí del susto. Cerré los ojos con fuerza, a pesar de que no sentía dolor. Sólo sentía un vulgar sentimiento humano; miedo. Entonces me removí incómoda.  Me encontraba algo cansada y falta de aire, como si no tuviese espacio suficiente. Entonces lo entendí. Abrí los ojos y vi un escritorio, una mesa, un lápiz… y me horroricé. Estaba en un cuerpo humano, compartido con un alma…humana. Observé desde otro ángulo, una foto. Tenía el marco de madera, y en él había una chica bajita, de ojos grandes y pelo rubio brillante. Lo comparé rápidamente con el mío, pero rechacé la idea. Ya no tenía pelo. Su pelo era el mío. Mis pensamientos también.
“Vaya, aún me siento mal por lo de Jack. Me pregunto si debería llamarle. Pero si no tiene móvil, que tonta”
Observé como la chica mantenía una conversación consigo misma, riñéndose y contradiciéndose. Conocía perfectamente de quién hablaba. Sol me había revelado el día antes, que el hijo de Dios usaba un nombre humano en la Tierra. Cabía la posibilidad de que fuera él.
“¿Sería su novia? Eso encajaría, pero… ¿y si era su prima? Bah, creo que debería… no. No lo hagas. ¿O sí? Debería olvidarme de él…”
“No lo hagas”-le dije de repente.
La muchacha se levantó asustada. Entonces recordé las palabras de mi superior. “No hables con humanos, no te comuniques con ellos, limítate a protegerlos y velar por su alma. Ellos saben que existes, pero no debes darles motivos para creer que es así.” Inquieta con sus palabras, me callé.
“¿Me lo habré imaginado?-sonrió- será mi consciencia. Vamos Eva, hay que acabar este problema…”
Entonces me envalentoné. No era justo que tuviera que estar prisionera de una humana, y que encima tuviera que protegerla. Así que, sonreí malévola, dispuesta de desobedecer por completo todas las reglas escritas, y rebelarme ante mi especie con toda mi alma.
“Hola, Eva”
“¿Quién eres?”-preguntó asustada.
“No te alarmes. Soy tu ángel, he venido para protegerte. El anterior parece que no lo hizo demasiado bien.”
“¿El anterior?”
“Sí, antes tuviste un ángel, pero le quitaron su puesto. Al parecer, sufriste mucho. No te preocupes, estoy aquí para protegerte de todo.”
“Vaya, me estoy volviendo loca…”
Eva se levantó, se fue al baño y empezó a beber de un vaso, un poco de agua. Estaba nerviosa. ¿Qué pasaba? Sulfurada, miró su reflejo en el espejo. A su lado, había una chica rubia vestida de blanco, con el pelo rubio y largo. Ésta tenía una mirada perdida y llena de un sentimiento de ardor.
“Yo te protegeré, Eva. Nadie volverá a tocarte. Juntas seremos invencibles… y Jack caerá a tus pies…”
Empezó a ver borroso, y tuvo que apoyarse en el lavabo para no caerse. Aquél fantasma que decía ser un ángel la abrazó, y dijo suavemente:
“¿Te unirás a mí, Eva?”, preguntó.
“Sí”, musitó.
“Bien”
Abrí los ojos completamente y reí con satisfacción. Ahora que esa débil alma humana había sido prácticamente anulada, tenía el control completo de ese cuerpo. Podía sentir el flujo de sus pensamientos, muy por debajo de mí, casi desapareciendo. La vi en un rincón sentada y sonriendo, completamente en trance. Salí de su casa, ignorando a su madre, que la llamó para que no saliera. Pero yo no era su hija, y no tenía ningún poder sobre mí.
“Ahora eres mía. Mía.”
Tenía que buscar a Jack. Mejor conocido como el hijo de Dios. Reí. Sí.

5 comentarios:

  1. Me encanta como escribes!!
    Espero qe' continues...
    Soy tu seguidora!

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  2. Wow!
    Qué fuerte.
    ¡Qué mala es Satya!
    Pobre Eva..

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  3. Pobre Eva, quizas que valla a hacer Satya en su cuerpo :S
    Girl

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  4. O.O oh dios mio... a saber lo k hace Satya...

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  5. ke ideas ke tiene Satya!!! ke suerte ke a mi no me ha tokado ningun angel así jajajajajajaja

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