martes, 7 de diciembre de 2010

7. Un leve sentimiento

En la litera, echa un ovilla sobre las sábanas, observé como Jack abría la puerta y se paraba a mirarme. Hacía ya un buen rato que había parado de llorar, pero mi cara seguía mostrando dolor y una perseverancia fría.
-Lo siento-dijo él.
-No lo hagas. Tienes todo el derecho del mundo a mentirme-dije apretando fuerte las sábanas entre mis puños.
-Sabes que eso no es verdad.-dijo él cerrando la puerta y subiéndose a la litera.
Se sentó a mi lado y dejé que cogiera mi mano, y entrelazara mis dedos con los suyos. Pero no despegué mi vista de las sábanas.
-¿Te gusta Eva?-le pregunté.
-¿Gustar?-preguntó confundido.
-Sí, que si estás enamorado de ella. Es por eso por lo que no querías que fuera, ¿verdad?
Mantuvo un rato de silencio, el cual interpreté como un sí profundo y doloroso.
-No sé si me gusta. Nunca me he enamorado de nadie. Es un sentimiento muy humano-dijo él.
-Pero querías estar con ella, ¿cierto?-pregunté inexpresivamente.
-Sí-dijo él.
Una oleada de frialdad me recorrió, y sentí que la furia y la envidia hacía de mí otra persona.
-Tu futuro no es ése y lo sabes-le reproché- tu futuro es ser Dios.
-Lo sé.-dijo él.
Me abrazó. Me sentía pequeña e insignificante en sus brazos. Le quería. Había tardado en darme cuenta pero era así. No estaba enamorada de él, porque no podía estar enamorada, pero le quería. Los abrazos que compartíamos eran solo muestras de cariño entre los dos, no significaban nada al fin y al cabo.
-¿Me perdonas?-me preguntó.
-No-le dije tozuda mientras sentía que se me humedecían los ojos.
-Hay que ver, el ángel cabezota que me ha tocado-se quejó.
Sonreí y apoyé la cabeza sobre sus piernas.
-¿Qué soy para ti?-le pregunté.
-Eres mi Aritmi-dijo él- y mi amiga.
Sonreí, pero no pude evitar un deje de tristeza. Giré la cabeza y me levanté apesadumbrada.
-¿Qué te pasa?-preguntó él haciéndome girar la cara.
-Hoy he conocido a un chico-dije sin mirarle directamente a los ojos-he quedado con él esta tarde. Ahora puedes salir con Eva sin que yo te moleste.
Me bajé de la litera sin decir nada más, y me dirigí a la cocina para ponerme a cocinar. Jack no dijo nada, ni durante la cocina, ni en toda la tarde. Cuando dieron las seis, salí de casa. Me dio un ataque de remordimientos en plena calle por dejar a Jack solo, pero cuando pensé en Eva, se me pasó rápido. Crucé la calle, con la mente perdida. Por algún motivo no podía dejar de pensar en Jack. Poblaba y nublaba mis pensamientos.
-Hola-la voz de Daniel me sobresaltó.
-Vaya, hola, perdona-dije con simpatía-estaba en las nubes…
Mi propia expresión me hizo anhelar mi amado cielo y sorprendí de mí misma. Llevaba unos vaqueros, unas deportivas y un abrigo azul. Sonreía pero parecía que algo le atormentaba, y una sensación extraña me dijo que era por mi culpa.
-¿Quieres que  vayamos al cine?-me preguntó.
Me quedé a cuadros.
-¿Al cine?-pregunté titubeando. ¿Qué era eso?
-No te preocupes yo te invito-dijo él sonriendo.
Yo hice un amago de sonreír. Fui a su lado, y me llevó a un lugar con muchos carteles. Con curiosidad empecé  a observarlo todo, inquieta. El mundo de los humanos me parecía fascinante.
-¿Quieres palomitas y un refresco?-me preguntó mientras entregaba la entrada al supervisor.
Asentí, aunque ni si quiera sabía lo que eran. Al principio me asusté, pero intenté parecer tranquila, como si fuera al cine todos los días. Entre en una sala  compete a oscuras, donde no se podía ver casi nada. La oscuridad me intimidaba, y cuando entramos, cogí sin pensar, la mano de Daniel. Este dio un respingo, pero no dijo nada. Entonces me di cuenta de que entre humanos era un rasgo de demasiada confianza. Se la solté apesadumbrada. Subimos una escalera, y me guié por las luces de los escalones. Daniel me indicó una fila, y allí nos sentamos. La película estaba entretenida, y casi ni me di cuenta de que había acabado sosteniendo la mano de Daniel con fuerza. Era tan normal para mí… tan inevitable…
-¿No quieras palomitas?-me ofreció con tono nervioso.
Cogí y las olí con desconfianza. Me metí una en la boca, y la saboreé. Sonreí. Estaba deliciosa. Bebí un poco de mi refresco. AL principio me había dado algo de miedo por su color anaranjado y esas pompitas que tenía, pero al tomarlo me había invadido como una especie de sensación eufórica y refrescante. Estuve todo el rato irradiando alegría, sin embargo sentía como una parte de mí tiraba hacia abajo, hundiéndome, y no dejaba de aparecer en mi mente el rostro de Jack. Acabé admitiendo que estaba preocupada. Era un leve sentimiento que me aturdía. Pero era su Aritmi. ¿Qué diablos estaba haciendo despreocupándome así? ¿Dejándolo solo? Entonces todo pasó muy rápido. Me levanté del asiento, en plena sala a oscuras, y casi al final de la película.
-Tengo que irme, lo siento…-dije sin apenas mirarle.
Entonces, sentí su mano cogiendo mi brazo, y como perdía por completo el equilibrio. Me di la vuelta hacia él en plena caída, y se le cayeron las palomitas y el refresco. Éste se cayó en mi camisa, haciendo una gran mancha.
-Lo siento, lo sient…-salté yo.
Pero no me dio tiempo. Sus brazos me rodearon y me besó. Un pequeño roce. Un momento frenético en un segundo. Mi corazón latiendo con fuerza. El tiempo parado; solo su rostro y el mío. Mi corazón latiendo intranquilo. Una declaración de amor escrita con tinta invisible en sus labios. Y un leve sentimiento de dolor en mi pecho.

3 comentarios:

  1. A...A....AAAWWWWWW!!!!!
    Que genial! me he quedado muda! La beso!!!!! y la otra con el remordimiento de que Jack se quedó solo, pero si el tambien la dejo sola ! cual es el problema entonces! pero igual, si no se hubiera querido ir nunca le hubieran dado un beso!!! y fue como tan... Waaaaa!!!!

    Sigue, Sigue!!!

    Girl

    ResponderEliminar
  2. WOWW!!!
    QUé guay!!
    La ha BESADO!
    Qué fuerte!!
    Sigue sigue sigueee!!
    Lune*

    ResponderEliminar
  3. wooooo!!! ke guay yo tambn kiero ke me besen asi de sopetón jajaja

    ResponderEliminar