miércoles, 7 de septiembre de 2011

Tú, yo y ella otra vez

Salí de cuarto en dirección de la cocina. Llevaba diez minutos diciéndome a mí misma, que no pasaba nada, que todo estaba bien. No me iban a llevar a ningún sitio extraño. Que me iba a quedar en casa hasta las siete y media, luego me iría al instituto, me concentraría en los estudios y volvería a quedarme en mi pequeño mundo de sueños en silencio, donde nadie me iba a molestar nunca más. Sin embargo, mis fantasías, sólo eran eso, fantasías.
-Esto no me lo habías dicho, Alberto.
-Supuse que no era necesario. Que simplemente… había pasado y ya está. No pensé que fuera a ocurrir de nuevo.
-¿Cuándo fue la última vez que pasó?
-Hace…. hace unos meses.
-Y supusiste que no iba a volver a pasar. Yo puedo ayudarla, si me lo hubieras dicho…
-Casandra, mi hija no está loca.
-Yo no he dicho tal cosa.
-Entonces deja de insinuarlo.
Apoyé la mano en el marco de la puerta y les escruté con la mirada. El silencio reinó de repente. No me importó el hecho de que “los había espiado” y de que se dieran cuenta. Simplemente no podía haberme ido y dejado que sus palabras se me clavaran una a una como cuchillos. Quería mirarles acusadoramente. Como si fuera culpa suya. Quería que se callaran. Que no volvieran a hablar. ¿Loca? Quizá lo estaba. Al fin y al cabo siempre había sido la ermitaña que se encerraba en casa leyendo y jugaba a las muñecas con su hermana pequeña.
-Ya vino la chica loca.
Eso me habría gustado decir. Notar el dolor en sus ojos. Pero sólo me quedé mirándoles un segundo. Sólo uno. Me habría gustado agarrar un tazón y tirárselo. Me habría gustado coger toda la vajilla y destrozarla contra el suelo delante de sus narices. Pero la entrada de Greg en la cocina desbarató mis planes de chica-loca-rebelde-malvada.

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Entré en clase arrastrando los pies. Me dolía el corazón a más no poder. Me ayudó un poco la presencia de Alonso, que se acercó y se sentó informalmente en mi pupitre sonriendo. Le miré un instante. Realmente no necesitaba seguir fingiendo que le caía bien. Su queridísima ex ya no le daba la lata. Y yo no podía contarle que la engañaba con otra porque ya lo sabía. Sin embargo, una parte de mí ya lo veía como un amigo; lo cual era extraño porque nunca había tenido uno.
-Tienes mala cara, Ronnie.-me dijo inclinándose en mi pupitre.
-Es que no he desayunado.-dije intentando sonreír.
-¿Estás bien? Ya sabes, por lo de…
-Esa es lo menor de mis preocupaciones créeme-dije áspera.
La mañana transcurrió lenta y mortalmente aburrida. Nada parecido a mis fantasías evidentemente. Letras, palabras y frases me entraban y salían por una oreja y por otra. Cuando terminaron las clases y empezó el recreo me sentí de nuevo en las mismas. Por fin yo y mi libro. Corrí la cremallera de la mochila y rebusqué con la mano unos minutos. No encontré nada más que un jersey arrugado y el libro de matemáticas.
-Me lo he olvidado-murmuré para mí misma maldiciendo.
-Una pena-escuché a mis espaldas.- ¿el cerebro quieres decir?
Al parecer mi querida Irene venía con las pilas recargadas y súper dispuesta a contraatacar. Respiré hondo y me giré con ayuda de los talones. Iba a responder, con el mismo nudo en la garganta de siempre, pero no me salió la voz. Estaba tan acostumbrada a las provocaciones de Irene que pensé que podría defenderme como es debido. Pero me quedé callada contemplando su semblante.
-El algo que siempre te ha faltado, ¿no? ¿Qué pasa? ¿Tienes envidia del de Ronnie?
Erguí la cabeza y sentí por un momento un sentimiento extraño, como de querer tirarme a sus brazos. Como si fuera mi salvador. Me tendió la mano y como una tonta me dejé llevar. Como la tonta que nunca pensé que sería.
Hablamos durante el recreo. Incluso sus amigos me miraron con fijeza, como si les hubiera robado algo. Lo extraño era que no me sentía incómoda con él. Hablaba y yo me reía. Me contaba cosas de su novia. Nada de arrumacos y cosas íntimas. Me contaba su aventura por el bosque el fin de semana pasado, como se encontraron a una vieja que se había escapado de su casa en el pueblo y buscaba grillos para alimentar a su canario, como llevaron a un niño francés de once años en un restaurante hacia sus padres en el hotel… eran experiencias, anécdotas… cosas divertidas. Y yo me reía. Entonces le conté lo de Greg. Que tenía un hermanastro.
-Era ése que vi el otro día-dijo mirando hacia el cielo haciendo memoria.
-Sí.
-Parecía bastante sobreprotector y eso que no sois sangre.-murmuró sonriente.
-Ya ves-dije quitándole importancia.-será que se ha enamorado de mí.
-Espero que no-dijo riéndose.
Le miré un instante y opté por reírme. También nos juntamos al salir de clase y me acompañó hasta casa. Me sentí bien. Mejor que cuando hundía la cara hasta las cejas entre las páginas de un libro. Lo peor sería llegar a casa. Recordar lo que había pasado con una mirada. Como era habitual, ni mi padre ni madrastra estaban en casa. Sólo Greg. Pensé, “estará viendo la tele, con los pies en la mesa y picando algo” o algo como “estará jugando a la play o chateando en el ordenador”, no pensé que estaría dándose el lote con Julia en la cocina. No. En definitiva no lo pensé. Sólo me quedé contemplando la traumática imagen como si no creyera lo que veía. La mano de Julia estaba en su culo, mientras que él apenas le tocaba un brazo. Se apartaron rápidamente mientras yo cruzaba la cocina y cogía del armario de la cocina el bote de las pastillas. Dejé que el subnormal de mi hermanastro viera el bote que era y me tragué una pastilla sin vacilar. Me apoyé en la nevera y les miré fijamente. Después de dos minutos de tortura di varios pasos en su dirección.
-En mi cama no, por favor.-les pedí dejándolos solos.

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-Hola, Rosie.
-Ronnie.
-Vale, sí, digo, perdona. Lo de antes…
-Tranquila. No he visto nada.
Es increíble lo bien que miento. En realidad había visto diez segundos de morreo. Pero era algo a lo que mi mente se sentía reacia a recordar.
-¿Sabes? ¡Estoy harta!
Levanté la cabeza y la miré sorprendida. Me dieron ganas de decirle: “¿En serio? ¡Yo también! ¡Hagamos un club!” pero respondí con un rotundo e incómodo silencio.
-Casi no me besa, está todo el día hablando de cosas sin sentido en vez de hablar de él, de mí, tú, yo… joder.
-¿Yo?-pregunté.
-Sí… para que me voy a engañar. Aunque la verdad es que me resulta interesante cuando me habla de ti… pero… ¡joder! ¡Es un idiota! He tenido que besarle para que dejara de decir tonterías.
-¿Y qué dice de mí?-pregunté de nuevo.
-Muchas cosas…-respondió generalizando y evadiendo el tema.
“No insistas Ronnie”, pensé.
-Tú, yo y ella otra vez…-susurró como en Babia.
-Son épocas-comenté como si fuera una experta aunque realmente estaba muy lejos de hacerlo.
Me sorprendí de lo buena que era la pastilla. Ni si quiera estaba alterada por la presencia de aquél palo con tetas.
-No lo entiendes Ronnie. ¡Está enamorado de otra! Y lo peor es que tú y yo lo sabemos.
-Ah-murmuré como si me estuviera contando la noticia más impactante de la historia.
-¿No me vas a preguntar quién es?
La miré con fiereza y respondí con el monosílabo más sincero de la historia del planeta. No.
-Pues es curioso. Él está enamorado de ti.

6 comentarios:

  1. ¡LO SABIA! Sabía que Greg estaba enamorado de Ronnie, y ella también lo esta, solo que no lo sabe...
    Publica pronto, que me has dejado con la intriga.
    Besos y si puedes pásate por mi blog, me gustaría la opinión de alguien que ha creado historias tan bonitas como las tuyas. Aquí te dejo el link: http://ahoraqueteconocinuncamesepararedeti.blogspot.com/

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  2. O___________________________________O Lo sabía, es que no podía ser de otra forma! Ahora solo falta que Ronnie también se enamore de él, si es que todavía no lo está jaja. Esas pastillas deben ser buenas, que ha visto algo bastante traumante y ni se ha inmutado jajaja
    Espero ansiosa el próximo ^^
    Girl

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  3. O.o, no sabes cuanto me alegro de que se haya enamorado de ella (L) me encanta!!!
    Bsoos

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  4. O_O! Que guaaaaaayyy ^^ Jajaja xD
    Estaba deseando leer este momento, cuando se entera de que está enamorado de ella :D
    Aunque se veia venir xD
    Pero me gusta más Alonso (yo siempre llevando la contraria xD)
    Es decir, parece que ella se siente más cómoda con él, más segura...
    No se no se, como siempre Baby tan desconcertante todo... jajaja xD
    Un besazo, y sigue escribiendooooooooo!
    (K)

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  5. Creo que cuando se le pase la pastilla va a estar muy traumatizada xD Y espero que los "padres" no la metan en un manicomio o algo porque entonce si creo que te quedaran horas de vida en ese momento wajajaja . Son bromas xD
    bESITOS Y publica pronto!!

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  6. ¡Hola otra vez! jajaja. Premio en mi blog: http://ahoraqueteconocinuncamesepararedeti.blogspot.com
    Besos.

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